domingo, 29 de agosto de 2010

No hay deseo más fuerte que el de un adolescente

Es curioso pero, de alguna manera, no sé cómo los libros de Hesse se las ingenian para llegar a manos de lectores jóvenes, convirtiéndose en lecturas fundamentales que si bien no se alcanzan a comprender del todo a esa edad, como en mi caso, sí infunden un ingrediente que marca al lector adolescente.

Lo anterior lo digo porque son ya varias ocasiones en que platico con amigos o extraños, y coincidimos en la edad en que leímos por primera vez a Hesse, “yo me aventé El lobo estepario a los quince”, “yo los 17, y me marcó”. Y es que este hecho que menciono no es fortuito, tiene una razón para darse de esta manera, y es que Hermann Hesse es el eterno adolescente, su literatura es una búsqueda constante de identidad, es el hombre solitario, “el último romántico alemán”.

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