lunes, 31 de diciembre de 2012

Gato y refresco de cola

viernes, 28 de diciembre de 2012


Vamos al mar a anclar nuestras sirenas, el sonido repetirá los bordes de la costa; cada canto recordará a la tierra, cada voz a un ave. El vuelo nos ayuda a contemplar a dios. La luz que hoy nos da la noche también es dios. El mar es una metáfora consumada de la dualidad. Su fondo es el alma, y los seres que la habitan, la conciencia: sin ojos, se arriesgaron a explorar las posibilidades de la luz. 

jueves, 1 de noviembre de 2012

viernes, 26 de octubre de 2012


Después de las vías

Esa mujer cruzó las líneas de los ferrocarriles.
Una intensa bruma
producto de esta miopía
la desapareció como la entrada de un siglo.

Antes, sus palabras fueron:
“Cuídate” y “…tiempo”

Su voz estridente me hizo recordar el mar.

-Cuando se aproxima un crucero,
las señales nos muestran un color
parecido a la sangre-

“Cuídate” las serpientes muerden en la boca
cuando les hablas con poesía.

Todo a su paso se detuvo:
un tren entró al paisaje
y la reverberación del sol
me recordó a mi madre.

Imaginé las líneas de cada continente
ardiendo el territorio.
Los maremotos lograron calmar la sed
de algunos incendios.
Entonces pensé en tu cuerpo
como memorial de la sal,
como invento del presente.
Noche humana.
Luto interno.

Esa mujer tuvo un nombre
-un hombre que murió con su fotografía-.
Fue un descarrilamiento.

La alegría de su rostro
golpeó la marginalidad de mis manos
y esta tierra,
tierra de óxido, metales y aceites repetidos.

Pero la alegría no pelea con la tristeza:
son líneas paralelas.

Tropecé en este tren cargado de silencio
y me trozó las piernas.

Ella vino y en sus brazos entendí
que el fuego transforma la vida
sin necesidad de engaños.

Después cruzó las vías,
el cielo se deshacía en parvadas.

Imaginé que un canto me decía
aquellas dos palabras,
y que la última imagen de la vida
fuiste tú después de los mares,
perdida entre la luz,
entre la sangre que brota de mis piernas,
y esta miopía.

Miguel León-Govea

lunes, 13 de agosto de 2012



Dios asfáltico
“Aquí nos tocó vivir”
-Carlos Fuentes
Mañana saldré a devorar la ciudad,
domar al monstruo,
comer el pavimento,
trazar barrios y avenidas de memoria:
infartos urbanos
y humaredas que nacen al cielo.

Saldré a morir en plazas acribilladas;
a velarme en templos catedrales
con mis pies descubiertos desclavados.

Esta ciudad es un látigo de puentes,
una confusión verbal en vías de desarrollo;
caos valioso,
oro cotidiano
inservible de la gente.

Caminaré una ciudad.

Haré ciudad.

Una que recuerda los silbatos de vapor
1959
trenes que de tanto transitar hacia el progreso
derritieron sus rieles.

Mañana los gusanos colectivos
devoran mi cuervo,
las arterias
los discursos
mi dios asfáltico.

Mañana amanece
en un pasado lacustre.

Salgo ya:

alzo mi vela
en el entierro.




Miguel León-Govea